La esperanza es un arma poderosa justamente porque es difícil tenerla.
Es lo que me tiene aquí usando estas palabras a cinco cuadras de un avionazo donde sospecho fuertemente que fue el narco. La esperanza es lo que me hace voltear otra vez a Estados Unidos para ver que los errores también tienen su fin y que los ideales también tienen renovación. Obama me sacó una sonrisa mientras manejaba de regreso a mi casa, esquivando un bache que me hubiera dejado sin llantas y oliendo el humo del avionazo. En otras circunstancias, las diferencias de lo que ocurre al norte y al sur de norteamérica me hubieran hecho apagar la tele, meterme a la cama y repetirme a mi misma "no tengas hijos, no los quieres traer a esto". Pero hoy fue diferente. Desde las primeras noticias de radio sobre la explosión de un jet en Reforma que mató a dos personas clave en la lucha antinarco, me acordé del primer avionazo del 11 de septiembre en NY. Me acuerdo de estar en mi casa sintiendo la misma incertidumbre de los conductores de televisión que repetían hipótesis sobre accidentes. Y luego el segundo avionazo. Y siete años después, dos guerras, Osama suelto y Obama electo, un mensaje se queda en mi cabeza a pesar de todo lo ocurrido: "ésta es la genialidad de los Estados Unidos- que puede cambiar".
martes, 4 de noviembre de 2008
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