miércoles, 15 de octubre de 2008

Tlatelolco, su aniversario y mis derechos

Yo digo que ya se les pasó el tiempo a los que en cuatro décadas permanecieron contentos y en silencio. Si mis papás y muchos de su generación se mantuvieron pasivos y por lo tanto conformes, heredo ese derecho que su silencio censuró. No nací ni viví en el 68, ni se me murió mi mejor amigo en Tlatelolco, como a mi papá, pero Calderón no me puede tomar hoy el pelo al cerrar una fiscalía de investigación al pasado y con eso quitar mi oportunidad de saber. Mi aduana para escribir hoy todo lo que quiero en este blog y ser coherente con lo que escribo es separarme de ese silencio. Ahora resulta que por el silencio de otros y la disolución de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, conocer Tlatelolco es un derecho que ya no me pertenece y, en el mejor de los casos, un derecho que no me debe importar porque ya rebasamos el 2000.

López Obrador marcha en el Zócalo y le grita al presidente todo eso que provoca en su silencio un deseo de regresar a esas épocas en las que "espurio" aparentemente no salía de la boca de ningún estudiante. Ahora resulta que, despuès de cuatro décadas de silencio, rompen en llanto y ejercen esa libertad de expresión que nunca reclamaron y que se les extendió por la lucha ajena, todo para decir: "déjenos como antes, López Obrador es un peligro para México".

Si yo no empiezo por 1968 entonces tendré que portar la armadura de su silencio y sufrir los calambres que sufrieron en el 2006 al ver que su comodidad se cuestionaba públicamente y que los votos de otros podían significar el fín de sus privilegios. No me tomen el pelo al decirme que "provocaron al gobierno de 1968" y al mismo tiempo convencerme de optar por el silencio jurídico de lo que provocaron. Si provocaron algo, entonces digan qué fue. Si lo que fue es represión, entonces atrevanse a pronunciar lo mismo que entre lineas anhelan al ver a los otros ejercer sus libertades de protesta. Si lo hacen así ustedes, entonces yo podré acusarlos de defensores de la represión. ¿O prefieren que los describa por su silencio?

Reclaman "objetividad" y quieren desvelar el mito de que los líderes estudiantiles son mártires y que el gobierno es todo malo. Pero al mismo tiempo, quizá por desinterés, costumbre e incluso miedo, callan de nuevo cuando cierran la fiscalía y se limitan a decir que es de mal gusto protestar a favor del Tibet aprovechando las olimpiadas chinas. ¡No vayan a despertar al gigante!

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